LADRÓN DE Amor…
Prologo
Cuando vivimos en una gran ciudad casi
nunca nos ocupamos de ver a las personas que día a día se entrelazan con
nosotros en nuestro diario vivir, si no es para ver moda comercio o algún
provecho que podamos lograr. En toda
gran metrópoli se escriben historias quizás como esta, pero les aseguro que
ninguna será igual. Personas que pasan inadvertidas son imperceptibles a
nuestra vista, viven entre nosotros, con
nosotros, nos atiende, nos observan, nos esperan, y nos aman algunas veces sin pedir
nada a cambio. Por que toman de nosotros lo que no usamos, lo que dejamos de
ver, aquellos afectos que desbordamos naturalmente sin darnos cuenta, para
ellos cuando el valor de lo material es
muy alto, los valores de las personas son mas importantes, no pretendo dar
lecciones solo contare las
muchas historias de un buen samaritano y sus deseos por querer vivir como solo
él ha llegado a hacerlo, del amor.
Caja Cartones y Cajeros
La
noche había sido tan fría, que sus
movimientos eran casi imperceptibles, su cuerpo parecía no tener articulaciones
y haberse solidificado, daban ya las 6 de la mañana y el metro habría sus puertas
la ciudad despertaba y como en una película a través del cristal y por debajo de
la delgada manta que escasamente lo abrigaba podía ver que la ciudad vivía otro
nuevo día. Dando
gracias a dios cerro los ojos para nuevamente tomar valor y poder comenzar un
día mas … lo primero eran ponerse los zapatos debajo de la lona plástica que usaba como manta,
coger el teléfono que estaba junto a su dura
y oscura almohada fiel compañera de
aventuras, en ella guardaba sus secretos,
sus misterios, vio la hora y guardo el móvil, se incorporo rápidamente y en
segundos ya estaba la manta recogida, de espaldas a la puerta con la capucha
puesta y la cabeza inclinada guardaba la manta en un rincón de la negra mochila,
rápidamente recogió su delgada cama, doblándola
y haciéndola tan pequeña como pudo para
poderla llevar bajo el brazo, respiro profundamente al mismo tiempo que quitaba
el seguro de la puerta del cajero automático que esa noche lo había guarecido,
con la vergüenza y el miedo a flor de piel casi corría al contenedor para dejar
en él sus sueños rotos impresos en el cartón que la noche anterior protegiera
su cuerpo del frío suelo donde durmiera… cajas y cartones con algunas manchas
como de humedades por las lagrimas derramadas de impotencia, de vergüenza, de
dolor del alma que no podía guardar más, porque se rebalsaban de sus ojos…ahora cansados tristes y sin el brillo de antes …
se metió las manos en los
bolsillos para una vez mas ver si podía pasar un mejor día hoy, encontrándose algunas
monedas que sumaban 4con 44, tenia frío, hambre, sueño y muchas frustraciones,
caminando sin rumbo pero como alguien que sabe donde ir, como una sombra fantasmal
en la madrugada llego hasta el parque como buscando un lugar, su lugar, un
sitio… descubrió un grifo de agua junto a un banco de madera y mas haya un mendigo
un caminante lo miraba con mucha curiosidad, apoyo la mochila en el banco, se
quito la chaqueta, saco de la mochila una camiseta limpia que estaba cuidadosamente
doblada y una toalla pequeña, un desodorante en barra que había comprado por un
euro en el chino y le permitiría por lo menos no oler tan mal.
Desnudose
medio cuerpo ahí aprovechando la oscuridad que trae la primavera por las
mañanas con el cambio de horario reciente,
se metió bajo el grifo y medio baño todo lo que pudo resistir, con el frío
del sereno y los palos que le daba el agua, se lavo la cabeza, el cuello, las
axilas y parte del dorso todo muy rápidamente cogió su toalla para secarse, se
puso la camiseta limpia esta vez, la chaqueta, un poco de desodorante, y limpio
su mochila lo mejor que pudo para que no se viera tan sucia, guardo todo otra
vez en ella, mágicamente todo entro…llevaba su casa consigo.
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