RANDY EL PERRO VOLADOR
Una tarde del año 86 llego a casa Sara, mi hermana menor, junto a un hermoso cachorrito, era un hermoso perrito de color naranja amarillento, de pelo lanudito y de un hocico algo singular, era igual a la boca de los tiburones, se lo obsequio a mi madre, ella gustosa lo acepto y lo bautizo como Randy, quien era dulce y juguetón. Al principio todos contentos, a la medida que iba creciendo, sus travesuras se incrementaron, destrozaba ropas, zapatos hasta que se metió con los sillones, desde allí comenzó su calvario, era castigado, el pobre indefenso canino no entendía porque sus juegos a nosotros nos enojaba, así fueron cortados todos sus privilegios a veces hasta encerrado en el último piso sin saber porque. Y me incluyo yo también muchas veces lo maltrate por comerse mis medias y juguetes que aún conservaba, recuerdo que no lo podía ver, no había esa química entre los dos…sinceramente no lo queríamos y lo dejábamos en la calle para que no moleste, solo lo llamábamos para que entre a comer o a dormir, paso un buen tiempo criándose en la calle donde conoció a Pinki, su eterno rival, por alcanzar la supremacía del barrio. Pinki era un canino de color negro, pero siempre tuvo calle y siendo más pequeño le pegaba al pobre Randy. El vivir la mayor parte en la calle, siempre trae sus consecuencias, pues el peligro es inminente, así Randy la primera vez fue arrollado por un auto y lo paso por encima, pero con tal suerte que las llantas no lo tocaron fue un susto y algunos golpes leves y nada más, la segunda vez no tuvo la misma suerte esta vez le aplastaron sus patas delanteras y se hicieron añicos, al pobre lo teníamos en una habitación casi a punto de morir, la familia solo pensaba en el sacrificio para que no sufras mas, no comía ni quería beber, solo esperaba su final…
Recuerdo q una mañana entre a verlo, llevándole agua y no me quiso mirar, fue el instante creo q rompió el hielo entre los dos, no podría yo vivir con eso, así q lo acaricie tiernamente y llorando le pedí perdón por todo lo q le había hecho, le dije cuán importante era para mí y q lo quería pese a todo y que no quería que muriese, al instante me lamio la mano, como sellando un pacto entre los dos y bebió el agua. Por la noche cuando lo vi, aquella imagen se ha quedado guardado en mi, para el resto de mi vida, le vi parado en sus dos patas y recostado a la pared como queriendo alcanzar la puerta para salir, su fuerza, su voluntad para reponerse me contagio… como no teníamos dinero yo mismo le curaba e intente hacerle unas tablillas para sus fractura pero no supe hacerlo, así q le implore a mi padre q lo hiciera y creo q hasta hoy ha sido lo único bello q hizo por mí. Randy llego a curarse, yo mismo le hacía terapia de rehabilitación viendo libros o revistas de ayuda, que había en la biblioteca comunal de Carmen de la Legua, desde allí Randy se volvió inseparable, me seguía a todo lados, me protegía de animales extraños, con tal mala suerte q al final yo era quien le defendía je, je…jugábamos a escondidas, lo metía a mi habitación y pasábamos casi toda el día juntos , le leía cuentos y me prestaba mucha atención, cuando iba al colegio le decía q se comporte y que ya regresaba, y lo hacía, os juro. Pero mientras no estaba, no olvidaba su rivalidad con Pinki, y como no salía a la calle le ladraba desde el tercer piso de la casa, imagino q alguna vez accidentalmente se vino abajo y como no le sucedió nada comenzó a lanzarse seguidamente.
Paso el tiempo y ya no era necesario que Pinki estuviese allí, el hacia sus piruetas y se arrojaba al vació como queriendo imitar el vuelo de las aves, no les miento si les digo q yo le vi arrojarse unos 15 veces, y no se hacía nada desde esa altura (eso creía, después le diré porque). Pedro un amigo de barrio siempre gozaba con ese espectáculo y llamaba a la gente para q viesen a Randy como volaba al vacio, yo me enojaba mucho, no aceptaba q se burlen del pobre Randy, así es q cierto día cobre venganza. En los años 90, por esos tiempos estudiaba Diseño Publicitario en el Araoz Pinto, y un grupo de amigos se quedaron por dos días en casa, ellos eran Claudio, Beto y Milton. A Claudio le pedí su spray de autodefensa (no se lo q contenía por dentro solo q lo usaba para protegerse de los bandidos), lo cual rocíe un poco en el rostro de Pedro, desde allí nunca más se burlo de Randy, no quería pasar por la misma experiencia, se q fui muy malo con mi amigo Pedrito, pero por esos tiempos amaba a Randy y creía q era lo justo.
Un 8 de agosto, si después del Fujishock, la noche anterior Gustavo Miller había dicho:”que Dios nos ayude”, no recuerdo bien quien fue, pero era un compañero de estudio que llamo por teléfono para decirme si iba ir a estudiar, y que él no podía porque no había movilidad, entonces muy temprano, fui caminando, alrededor el paisaje era desolador mucha gente llorando, y yo junto a Randy rumbo a San Miguel, me detuve por un instante y le dije a Randy anda a casa lo cual obedeció, al llegar al centro de estudio, efectivamente no había nadie , solo un comunicado de q las clases se suspendían, me quede por largo rato solo, en el famoso parque del triangulo, como queriendo hallar alguna explicación a lo sucedido, lo mal q todos lo estábamos pasando, había llevado una galleta q no pude comer se lo compartí a un perrito q me hacia compañía, al volver a casa eran más preocupante las noticias , gente suicidándose, algunos saqueos y un gran desborde popular por las calles de la capital…Aquello quizás me marco, y creo q desde allí comenzó a morir aquella alma de niño inocente q había dentro de mi (alma que volví a recuperar muchas años después gracias a la ayuda de una gran amiga y eterna compañera). Cuando vino lo otro “Disolver, Disolver el congreso”, el auto golpe de Fujimori en abril de 1992, Randy ya estaba muy mal, sentía fuertes dolores de cabeza, sufría desmayos, ya no podía ni caminar, sus sueños de ser un perro volador, le habían pasado la factura, iba a morir el veterinario lo había sentenciado, en su lecho le dábamos de comer y beber, era él engreído de mamá, lo mantuvimos así por varios meses. Cierto día se levanto y moviendo su colita fue donde mi mamá, mientras ella en su máquina cosía una prenda de vestir, se alegro bastante, mi madre y me dijo q le preparara su desayuno, mientras iba a darle su alimento, muy contento se iba a su cama,
era un milagro q se parase, luego de tanto tiempo, al llegar a su cama con su alimento lo encontré dormido pero ya no respiraba, su mandíbula de tiburón estaban sonriente, llore y llore junto a mi madre, jurándome que jamás lo iba a olvidar y prometiéndole que nadie más ocuparía su lugar, nuevamente me había enseñado su fortaleza para despedirse de los seres q tanto amó, indudablemente aquel día junto a él, se fue una gran parte de mi, fue mi gran amigo y compañero, aquel q le contaba todos mis problemas y sueños, con quien jugaba a escondidas con mis juguetes y también al que leía todos mis poemas… Percy Torres Ramirez Una deuda pendiente, un breve ensayo de lo q alguna vez termine de plasmar, esto se lo dedico a mi gran amigo Roberto, quien siempre me alienta a escribir las historias de Randy, el perro que soño con volar...

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